"Tápate un poco más, aún hace frío y es de noche... ¿Para qué vas a abrir los ojos si aún está oscuro?...
Cierra los ojos y vuelve a soñar... Eso es... Por una vez hazte caso a ti misma..."
Un ratón sale de su pequeño escondrijo, la niña pequeña lo persigue por una habitación minúscula, no demasiado iluminada, ya que solamente hay una pequeña ventana que deja que entre algún rayo de sol.
La niña habla con una mujer que está tumbada en la cama. Es una cama que parece de otro siglo, tiene la madera tallada y en algunas zonas hay lágrimas de resina. Es demasiado grande para una persona, pero en este caso la mujer ocupa la mayor parte de la cama. Tiene una bombona de oxígeno en sus pies, que acaba en un respirador, y, lleva un pañuelo en la cabeza.
- Pero espérame por favor.
- No puedo, ahora tengo que irme.
- Por favor, no te vayas... Te necesitamos aquí.
La mujer sonríe por la insistencia de la niña, ríe porque no la comprende. Coge su minúscula mano y la besa.
- Hay otras personas que me necesitan más.
- No, no... Espérame, que yo me voy contigo.- Los minúsculos ojos verdes amarronados de la niña brillan por un segundo, ha tenido una gran idea.- Tú, abuela, espérame, que me preparo y nos vamos. ¿Eh?.
La señora deja escapar una carcajada y mira como la niña tira un pañuelo blanco al suelo, en él mete su cerdito lleno de pesetas y una manzana. Con delicadeza ata el pañuelo en un palo, intentando imitar el atillo de un vagabundo. La inocencia e insistencia de la niña hacen que una última lágrima recorra sus marcadas arrugas. Cierra sus ojos con una inmensa sonrisa.
- Yo ya estoy preparada, ¿Y tú?.
Silencio sepulcral. Únicamente se oye un llanto.
De nuevo unos ojos se abren de par en par. Desvelada, seca las pequeñas lágrimas que se precipitan por sus ojos, y se acaricia un poco el pelo. Teje una trenza improvisada en su pelo marrón, que rápidamente se deshace sobre sus hombros.
Se levanta de su cama para ir a beber un poco de agua. Al abrir el frigorífico mira por la ventana y se siente identificada con el tiempo, todo está oscuro y llueve lentamente. Viene una tormenta.
Recoge su peluche del perro marrón y blanco y vuelve a colocar las sábanas, tapándose toda la cara y únicamente dejando asomar la punta de la nariz para respirar. Así se siente protegida. Aún no se ha conseguido acostumbrar a su nueva casa, que hoy está excesivamente solitaria entre la penumbra.
"Cierra los ojos y no tengas miedo... La noche sigue estando presente... Aunque todo está oscuro aún queda ese rayo de sol... Como allí... ¿Todavía lo recuerdas?"
¿como se puede ser tan cruel de dejarnos con tanta intriga?
ResponderEliminarNo es cruel... Es hacerse desear.
ResponderEliminar¡Hola guapísima!
ResponderEliminarSiento haber estado tan desconectado y poco pendiente. Ando bastante ocupado con la uni este año y está siendo horrible... ¡Pero ya estoy de vuelta! ¡Y te doy la bienvenida de nuevo a ti! :)
Veo que sigues con tu don para escribir, y coincido con Ángela ¡¿cómo nos puedes dejar así?! :P
¡Un abrazo y te veo por aquí!
Hola :)
EliminarTe comprendo perfectamente porque este año ando igual. No es un don, es práctica y buscar las palabras sencillas. Me alegro de que te guste :)